Quien haya hecho algún curso conmigo sabrá fehacientemente que me gusta plantear en algún momento de la formacion los resultados de un miniestudio sobre las palabras o expresiones que más nos gusta escuchar. Creo que aparte de ser una información llamativa y sorprendente ilustra a la perfección el poder de las palabras y el lenguaje en las emociones.
Intuitivamente pensaríamosmos que encabezarían ese ránking expresiones del tipo «Te quiero», «Felicidades», «Bien hecho», «Estoy orgulloso/a de ti» y similares. Bien, nada más lejo de la realidad, ya que estas palabras o expresiones quedaron muy lejos del «top ten» de respuestas más freceuentes, al menos en este estudio realizado.
Los resultados de la investigación
En el tercer lugar del ránking encontramos la expresión «Estás mas delgado/a». Primera gran sorpresa, pero lo cierto es que fue votada muchas veces. Por tanto, ya sabes lo que tienes que decirle a alguien a quien intuyas que está en lucha contra el sobrepeso.
A continuación, en el segundo lugar encontramos «Tienes razón», sin duda una forma auténtica y genuina de validar la forma de opinar acerca de algo de nuestro interlocutor. Sí, ciertamente todos afirmamos «de boquilla» que respetamos todos los puntos de vista pero nos encanta ( sí, esa es la expresión correcta ;»nos encanta) saber que el punto de vista de nuestro es al menos en alguna situación concreta el verdadero (como si existiera una Verdad Única). Se nos infla el ego.
Cuando conocí la palabra o expresión que lideraba el ránking quedé asombradísimo porque jamás había caído en la cuenta de la importancia que tiene sobre todo para generar rapport o empatía con personas que acabamos de conocer. Es algo aparentemente simple, pero encierra un poder enorme: Que nos llamen por nuestro nombre. Ni Te quiero, ni Felicidades, ni leches; lo que más nos gusta escuchar (al menos en la muestra considerada) que nos llamen por nuestro nombre .
CONCLUSIONES
Todos recordamos alguna situación en la que nos hemos quedado desconcertado porque alguien confunde nuestro nombre o la «caricia psicológica» que sentimos cuando alguien que pensábamos que no lo sabía, nos llama por nuestro nombre. Y es que realmente no somos conscientes del enorme poder emocional que tienen las palabras y de los efectos que podemos generar en los demás.
Aprovecha cualquier situación para utilizar el nombre de los demás. Te invito a que hagas la siguiente prueba, la próxima vez que vayas a un establecimiento comercial te centres en aquellos trabajadores cuyo nombre aparezca en una placa identificativa. Practica y usa su nombre «Hola Matías /Hola Olga, ¿cómo estas?. ¿Me podrías ayudar? Estoy buscando….»
Haz la prueba y lo comentas.
Tenemos el poder gratuiito de usar el nombre y reconocer al otro. Darle su sitio en la interacción. Y eso es solo cuestión de palabras.
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